La privacidad es un tesoro. Como tal, es preciso protegerla de toda amenaza del ambiente circundante. Por ejemplo, cuando estamos en nuestro hogar, por supuesto que no nos gusta ser espiados algún vecino o advenedizo circunstancial. Pero el ambiente Privado no solo es físico. También, cuando navegamos por internet, participamos en redes sociales, conversamos con amigos en las apps de mensajerías en nuestros dispositivos móviles, realizamos operaciones de compraventa o transferimos dinero entre nuestras billeteras digitales, simplemente no nos parece grato que alguien nos esté vigilando, sea el aparato estatal o una corporación financiera multinacional.
Resulta que en el ambiente digital, nuestra información relacionada con todo lo que hacemos es oro para ciertos Estados nacionales y empresas que, en paralelo, roban la información privada para capturar el comportamiento de la población y manipularlo para satisfacer oscuros intereses.
Por supuesto que a los estados supervigilantes y a las compañías con capacidad financiera, no les interesa saber de restringir o evitar las malas prácticas de marcación o persecución de ciudadanos (consumidores). Por lo tanto, ambos sectores (público y privado), evitan debatir sobre el tema.
Conociendo muy bien los alcances de esta lamentable circunstancia mundial, la iniciativa de Priv/Acc aparece en un momento oportuno de la historia moderna, como inpulsador de una corriente masiva de ciudadanos preocupados y ocupados para defender la privacidad de los ciudadanos, porque no se está debatiendo por parte de los mismos ciudadanos de a pie. Cabe, entonces, a las mismas personas encargarse de cuidar y enseñar sobre la importancia de proteger la privacidad.
Como indica el Manifiesto de Priv/Acc, considerando que “la privacidad es la piedra angular de una sociedad abierta en la era digital”. Más aún , considerando que los nuevos desarrollos nos están conduciendo hacia la web3. En efecto, diversos organismos supranacionales y corporaciones privadas están empujando a las naciones hacia la digitalización total de las sociedades. Esto implica que las amenazas para los ciudadanos se irán amplificando en el transcurso del tiempo. Pensemos solo en la creación y comercio de los tokens RWA o, más dramático todavía, la información biológica o neurológica que se puede capturar de cada individuo. Es muy delicado de proteger.
Los “aceleradores de la privacidad” (Priv/Acc), apuntan al capitalismo de vigilancia, la extralimitación gubernamental y la cultura de la extracción de datos como las brutales amenazas que corroen nuestra capacidad de vivir libremente. Ya no es posible esperar por una autorización o permiso. Es tiempo de actuar de forma proactiva en defensa propia. No es preciso ofrecer disculpas por defender el derecho a existir sin ser observados. Los seres humanos no somos productos.
Los ciudadanos defienden la elección de qué revelar, a quién y cuándo. Sin privacidad, no hay autonomía; sin autonomía, no hay libertad. La aceleración de la tecnología de privacidad es el único camino a seguir. Por eso existe Priv/Acc.
Lamentablemente para los poderes oscuros de este planeta: Somos individuos libres, les guste o no. Pero es labor de cada persona defender su privacidad, tanto como aprecie su vida misma.