Cuando hablamos de regulación, nos referimos a un concepto muy complejo no solo para los NFT´s, sino para toda la industria de la web3[4]. Como hemos visto, los países aún no cuentan con reglas claras del juego. Luego, con tanta innovación tecnológica, tan rápida como impredecible, se abren nuevos espacios para los emprendimientos, pero, al mismo tiempo, también se abren “oportunidades” para los delincuentes digitales, que se aprovechan del desconocimiento de las personas, como así también de su inocencia.
Así, puede aparecer cualquier “Gurú” de las criptomonedas patriotas que hipnotiza a personas que movidas por factores psicológicos diversos, activan la necesidad de comprar o invertir, muchas veces grandes cantidades de dinero, en proyectos que técnicamente no tienen de dónde afirmarse, excepto por un despliegue gráfico, musical, aspiracional o promesas de enriquecer a los incautos, a la velocidad de un cohete hacia la Luna. Luego, las víctimas, no tienen instrumentos formales como para supervisar que la propuesta sea verosímil. También, la complejidad de las Dapps[5], DeFi[6] (generalmente en inglés) contribuyen a confundir a las potenciales víctimas, que por un temor a quedar fuera del plazo de inversión, meten su dinero en el primer antro que les ofrece hacer el negocio, lo más sencillo posible, sin las complicaciones propias de la web3.
Los NFT´s, que son de diversos tipos, existen en un medio ambiente de cambio constante, de novedad diaria. Si bien la autoridad ha permitido el comercio de estos activos digitales, aún no se ha dado el trabajo de estudiar en profundidad esta industria. Esfuerzos como los que están realizando al Departamento del Tesoro de USA o la Unión Europea, están recién bosquejando un marco de regulación que intentará dar con alcances que se conecten adecuadamente con la criptoeconomía. Sin embargo, el gran riesgo que corre esta industria (bajo la regulación estatal) radica en la oportunidad que se puede abrir, para que el Estado sepa exactamente la cantidad de bienes criptográficos que tenga el ciudadano y se impongan leyes y regulación que en vez de incentivar a la industria, será un instrumento de dominación de los contribuyentes, merced a la pérdida de soberanía financiera personal. Este es, precisamente, uno de los argumentos que se esgrimen contra las CBDC´s.
Seguiremos revisando el camino hacia la regulación. Hasta la próxima.