Es indudable el gran reconocimiento que la criptoeconomía ha tenido en los últimos 6 meses. Basta ver como el mismo presidente Trump ha generado miles de titulares casi a diario con las intenciones y promesas de campaña para colocar, especialmente a Bitcoin, como activos estratégicos de la economía de USA. Por su parte, muchas de las grandes corporaciones, como BlackRock, han apuntando hacia los tokens RWA, dando un mayor impulso a la industria de los crypto activos (Web3 en general). El interés por los tokens RWA está aumentando rápidamente en el ambiente de la criptoeconomía, a medida que el mundo bancario y la tecnología blockchain siguen acercándose.
Ya se comienzan a vislumbrar grandes áreas de la inversión en estos innovadores activos.
Sin embargo, el grueso de los usuarios aún no están en condiciones de participar en este mercado, debido a que no cuentan con la debida educación informática ni financiera suficientes como para abordar estos mercados de un solo golpe. Tampoco están preparados los legisladores, quienes aún no se han internado en los alcances técnicos ni financieros de estos activos involucrados con la cadena de bloques. Luego, con mucha dificultad podrían legislar de modo equilibrado hacia el mercado y la comunidad tanto local como internacional.
Debe reflexionar que una cosa es un maravilloso dibujo digital realizado en un tablet. Pero otra cosa muy diferente consiste en tokenizar un activo físico del mundo real, como una casa. Por ejemplo, un bien raíz es un activo muy delicado de comerciar como token RWA. Complicar más las formalidades integrales para el comercio de estos activos sería un acto muy irresponsable.
No decimos que no se produzcan los tokens RWA, porque es una industria que promete mucho hacia el futuro. Lo que apuntamos, se refiere a la necesidad urgente de capacitar a las personas, legisladores, burócratas y empresas para que tengan las competencias elementales suficientes para practicar de modo responsable el comercio en este mercado innovador.
No se puede jugar con los activos de las personas, exponiéndolas fácilmente para sufrir estafas o abusos inmisericordes por parte de agencias tributarias insaciables que están más preocupadas de secar el patrimonio de los privados que de apoyar la creación de nuevos emprendimientos que aumenten la riqueza de las naciones. Es más, los agentes gubernamentales deben velar para que los riesgos y amenazas sobre los privados sean minimizados, sin perjudicar el normal curso de los negocios de los activos digitales. Para eso pagamos impuestos.
Total, a fin de cuentas, la riqueza es creada por las personas, gracias a su trabajo y su talento. Por lo tanto, los burócratas se deben principalmente hacia los usuarios, que de modo decente crean valor que beneficia a la sociedad en su conjunto. ¡Creadores de valor digital del mundo, uníos!