¿Cuál es el límite entre lo público y lo privado? Se supone que la ciudadanía debería establecerlo de acuerdo a sus intereses individuales.
Sin duda, es preciso contar con una serie de normativas que salvaguarden los intereses de los ciudadanos en primer lugar.
El gobierno de USA intenta establecer los alcances del flujo de recursos monetarios (riquezas) de las personas, organizaciones y otros Estados, de acuerdo a intereses basados en el lavado de activos, contraterrorismo y financiamento de ilícitos, principalmente.
El diseño del conjunto de políticas para reducir las amenazas y riesgos sobre los activos digitales financieros es ambicioso. El espíritu de la política de prevención de delitos digitales intenta ser positivo para la ciudadanía. Las acciones para ejecutar estas políticas son relativamente razonables, hasta que surge la obsesión estatal de controlar incluso el contenido de las billeteras digitales de los ciudadanos. Y es que sucede que parece que a los burócratas les molesta mucho la oportunidad que tienen los ciudadanos para administrar sus recursos financieros, prescindiendo de un intermediario o del mismo Estado. Deja la impresión de que la soberanía financiera de los ciudadanos pone nerviosos a ciertos burócratas que gustan de imaginar acerca de que aspiran a hacer los los fondos privados de los contribuyentes. Se ve poco estético en lo político y hasta en lo integridad se ve mal.
Si los Estados han sido incapaces de manejar temas como la deuda con la banca privada o la corrupción de las instituciones y las mismas autoridades en todos los países, no parecen ser los idóneos para regular arbitrariamente la forma en que los ciudadanos administran sus activos.
No todos los ciudadanos son delincuentes. No todos los ciudadanos son terroristas. No todos los ciudadanos lavan activos monetarios. Entonces, preguntas para los burócratas y políticos: ¿Por que enfocan la normativa desde un punto de vista donde establece la presunción de criminalidad de todos los ciudadanos? ¿Acaso los burócratas saben cómo se generan las riquezas en los mercados digitales? ¿Son usuarios y conocedores de los activos digitales? ¿O están obedeciendo instrucciones de voces que vienen de un lugar muy profundo y oculto? ¿Qué tal si abrimos el debate para enfocar las políticas y normativas desde un punto de vista práctico y equilibrado, como desde aquellos que si generan riquezas limpias, porque se trata de personas y empresas que tienen talento y si tienen la capacidad de gestionar sus activos de modo inteligente?
Esta configuración de políticas es un comienzo. Sin embargo, puede ser mucho mejor para los ciudadanos si se atiende al pulso vivo de los ciudadanos integrantes de los mercados de activos digitales en su conjunto, para asegurar la protección sobre la generación de valor, por sobre consideraciones arbitrarias y sin otro interés que espiar y restringir todo esfuerzo por lograr mejores rendimientos financieros, aprovechando las herramientas que las nuevas tecnologías faciliten y permiten.
La libre iniciativa de los talentosos creadores de valor digital podría resultar seriamente amenazada si el Estado se obsesiona con solo vigilar y castigar a los ciudadanos.
En pleno siglo XXI ya estamos para instancias superiores del desarrollo humano y social. Por favor, señores políticos, no arruinen el magnífico futuro que las tecnologías de la conectividad y la información ofrecen no solo hoy sino que para las próximas generaciones.